viernes, 26 de febrero de 2016

La París de África Parte III: Donde los muertos se mezclan con los vivos

Quedaban cosas por recorrer en el Cairo así que el día después de las pirámides comencé la larga-pero-no-tan-larga caminata hacia el Sudeste de la ciudad. La ciudad, incluso con mapa en mano, no resulta tan sencilla para navegar porque puede haber puentes no mencionados, desvíos inesperados y otra serie de avatares. El destino de la caminata era la Ciudadela de Saladino, pero antes, el paso me llevó a la parte baja de las colinas del Mokattam. Traducción:  La Ciudad de los Muertos. Egipto evidentemente tiene su cosa con la necrología, como lo demuestran las pirámides, los artefactos y los templos. Sin embargo, La Ciudad de los Muertos es diferente: comenzó como un cementerio, pero se edificó sobre el y ahora medio millón de personas convive con sus antepasados y los antepasados de otros. Es básicamente, una villa de emergencia edificada sobre un lugar sumamente inusual, donde las casas y las chozas se mezclan con tumbas. La mezcla entre la Villa 31 y El Cementerio de Recoleta (porque si bien los pobres del Cairo iban a parar ahí, las lápidas y las construcciones son tremendas) ofrece, inesperadamente quizás, una de las mejores panorámicas de la ciudad
La Ciudad de los Muertos

La Ciudadela de Saladino (o Ciudadela del Cairo) es otro edificio que si bien no tiene la chapa mundial de la que gozan las Pirámides o El Museo Egipcio, tiene bastante de que presumir. Más de 800 años de historia y un estado físico envidiable para su edad. A mi me encantaría llegar a 800 años en ese estado (otra razón más para momificarse). A todo esto, no confundir con la Ciudadela de Saladino sita en Siria, aunque imagino que en estos momentos no tienen pensado un viaje por esos pagos, aunque estaría bueno, porque Siria es uno de los lugares donde nació la historia, y debe valer la pena conocerla. Vale un paréntesis teórico para aclarar que entre el 58 y el 71 Egipto y Siria se unificaron bajo la denominación "República Árabe Unida" y al día de hoy pueden encontrarse con esa denominación en ciertos formularios, como el de "países donde vas a usar tu tarjeta de crédito" que te piden para activar internacionalmente la misma. 

Lamentablemente, hay que pagar entrada para acceder a la Ciudadela (60 LE). Una vez allí, se pueden dividir en cuatro grandes atracciones: las paredes y las fortificaciones, la mezquita de Mohammed Alí Pasha/El Palacio de Al-Gawhara, el Museo del Ejército (que está dentro de la Ciudadela) y los miradores. Resulta que la Ciudadela se encuentra al tope del Mokattam por lo cual para llegar a ella es precisa una subida pronunciada mas no dramática y con unas vistas majestuosas del Cairo como premio: La Ciudad de los Muertos, las mezquitas, el Parque Al-Azhar, el bazar de Khan-El-Khalili (pronúnciese "Janeljalili") y los edificios del Cairo Copto son algunos de los highlights que ofrecen los miradores. 
En lo que respecta a la mezquita de Mohammed Alí, se trata de una construcción de más de 150 años en la cima de la Ciudadela y una de las postales de la Ciudad. Fue construida en honor al hijo fallecido de Mohammed Alí Pasha, el poronga Otomano de aquel entonces. Como se imaginarán, la mezquita y el palacio de Al-Gawhara (donde se encontraba el trono de Mohammed Alí Pasha) son espectaculares, aunque si vieron otras mezquitas antes como la de Sultanhamet o la Mezquita Azul (en Estambul ambas) puede que no les parezcan tan espectaculares. 
Lo que sí resultó una sorpresa fue el museo militar. 1 LE como colaboración para entrar, pero la exhibición es grande, detallada y ayuda mucho a entender la historia de Egipto durante este último siglo, así como su idiosincracia y la relación que tiene el ejército con la sociedad civil. Definitivamente recomendado como para pasar una horita ahí.


La Mezquita de Mohammed Alí Pashá.


Una vez completa la visita a la Ciudadela la idea era ir hacia el Cairo Copto. Otra caminata larga se hacía esperar (porque hasta donde sabía no había forma de llegar en colectivo, y los carácteres árabes no ayudaban en demasía) pero no sabía cuanto tiempo podía llegar a tardar, por lo cual me tragué mi orgullo y paré un taxi. Error, tremendo error.  Si bien el tipo llegó rápido y me cobró 30 LE, que era lo que habíamos acordado (si el taxi no tiene taxímetro, siempre traten de acordar un precio con el chofer antes de subir y obviamente siempre arreglen un número por debajo de lo que el pida) cuando me bajé en "Old Cairo" (otra denominación que tiene la parte Copta) el taxista se bajó de su vehículo y comenzó a seguirme por todas partes: por la Iglesia Colgante, la Sinagoga, la Fortaleza de Babilonia y el Museo Copto. La experiencia se hizo decididamente menos encantadora por la marca personal, así que mucho no pude disfrutar gracias al chofer sediento de turistas (?). En cierto sentido, es difícil culparlo: en estos tiempos es casi imposible ganar más de 40 LE en un día y el chabón tenía todo el tiempo del mundo para aferrarse a la esperanza de que lo usase como guía de facto y chofer o que simplemente me asaltase a mano armada si la ocasión daba para ello. A tal punto que me hinché las bolas y decidí no terminar el recorrido porque hacía hambre y estaba cansado del acoso callejero (?). Un par de maniobras evasivas y llegué a la estación de Mar Girgis, del subte Cairota, que da a la entrada de la Ciudad Copta (quedará para otra ocasión la mezquita de Abn ibn al-as y el Nilómetro de la isla de Roda).

El Cairo Copto (Old Cairo)

África sólo tiene dos ciudades en donde el subte dice presente: El Cairo y Argel. El subte del Cairo, si bien no es espectacular, es relativamente rápido y combina pasajes subterráneos con estaciones por sobre la tierra, cual si fuera un tren. Por error, cuando llegó la formación me metí en el vagón de las mujeres. Si, hay un vagón de las mujeres, así que me volví destinatario unánime de todos las miradas al subirme. Traté de mirar al piso todo el trayecto tras darme cuenta que me había mandado alto moco, aunque notaba que las Cairotas miraban y se reían de lo que había hecho, pero siempre con una mueca afable y no indignada. Se reían conmigo, no de mí (?)

Apenas el subte se detuvo en la siguiente estación bajé corriendo y subí a otro vagón. Al parecer subir al vagón de las mujeres es punible de multa y con la Sharía no se jode. Llego a Tahrir y son las doce. Imposible comer algo a esa hora y encontrar un restaurant abierto. Toda la gente sale con sus mantas a la calle y se pone a rezar junto al llamado de los rezos que sale por los megáfonos. De rodillas sobre el tapete y complacer a Alá.

Rezo por vos (?)


Me quedaba un ratito antes de tener que emprender ruta al aeropuerto así que tenía que elegir entre el Parque Al-Azhar y El Bazar de Khan-el-Khalili. Ante la agresividad Egipcia para venderte cosas y mi falta de fondos para comprarlas opté por el parque. Sólo voy a decirles que la "Joya Verde del Cairo" es espectacular, y tiene una vista privilegiada a las mezquitas (que valga la redundancia, son las mezquitas de Al-Azhar) que dan a la Ciudadela.





La mesquita Al-Azhar vista desde la Ciudadela



Ahora sí, despedida afectuosa con Ahmed y Eslam, también un abrazo con Memo que justo llegaba de su sesión por Ardelewa y taxi al aeropuerto. Era el 28 de Marzo a las 17 hs. Tenía que tomar un vuelo en Tel Aviv a las 6:30 del día 30. Antes de irme, un último pantallazo a la tele. Había elecciones en el Al-Ahly, una protesta de universitarios que habían tomado la facultad, varios cortes por la ciudad, y los partidarios de El-Sisi que estaban dispuestos a proclamarse para las elecciones venideras. Si la pantalla del noticiero está dividida en seis, probablemente significa que hay quilombo. Además, algunos terroristas se habían pasado de graciosos y habían decidido unos días antes hacer volar un micro lleno de turistas coreanos a bazuca limpia, por lo cual la frontera terrestre de Taba/Eilat estaba más que cerrada. Para colmo, Egipto e Israel no tienen vuelos directos entre sí, por una cuestión política. Mi plan original era tomar un micro del Cairo a Taba y de ahí hacer el cruce, vía terrestre. Pero ahora tenía que triangular mi regreso con dos aviones diferentes a través de un tercer país. Por una cuestión financiera, iba a volver vía Estambul, tal y como había venido, siendo más conveniente que otras rutas posibles (vìa Amman, Atenas o Nicosia). Entonces, la idea era ir el 28 a la noche a Estambul (Vuelo N°1), dormir en el aeropuerto de Ataturk, recorrer un día más la ciudad con todos mis bártulos encima y a la tarde noche ir hacia el otro aeropuerto de Sabiha Gokcen  (si, encima tenía que hacer un cambio de aeropuerto) para tomar el vuelo a Tel Aviv (Vuelo N°2), cosa de llegar a medianoche y de ahí un avión a Madrid (Vuelo N°3) y otro a Buenos Aires (Vuelo N°4).

Y de Estambul (o sea, antes de China y antes de Egipto) va a tratar el próximo post porque siempre es mejor contar la historia completa. 


Fotos, en el set 2.
https://www.flickr.com/photos/alosconfinesdelmundo/sets/72157660021966974