sábado, 7 de febrero de 2015

Un taxi hubiese sido más barato.

Se hacía tarde en Macao y tenía que volver a Hong Kong a buscar mis bolsos y volver a China. A las 22:20 tenía un vuelo a Chongqing desde la ciudad fronteriza de Shenzhen (pronunciense Chongching y Yendzen).

El plan era pasar un día en Chongqing para ver el curso del río Yangze, quizás pasar por las cuevas de Dazu y de ahí ir a Chengdu en un tren que no demoraba más de dos horas.

Agarré los bolsos y me fui por donde vine. Con el MTR me despedí de Hong Kong, subiéndome a las175 y monedas de la tarde, y llegando a eso de las 18:30 a Lo Wu. Podría haber ganado tiempo e ido a Lok Ma Chau (la frontera con Futian, que en teoría corta más camino que Lo wu/Luohu) pero opté por lo seguro.

Yo había visitado una frontera semi muerta a la ida, producto de haberla cruzado cerca de la medianoche. (De hecho, tanto las fronteras de Luohu y Futian cierran a la medianoche, por lo cual queda sólo un paso abierto, Huanggang, que está fuera del transporte público, salvo por el colectivo 338 que tendrá su papel en esta historia).  Al día de hoy me cuesta explicar explicar la cantidad de mercadería y cajas que vi a la vuelta. Todo el mundo desesperado agarrando su mercadería y haciéndola pasar a través de la frontera. Había más productos que personas, casi sin dudar. Una vez atravesada la frontera, eran las 8 de la noche casi, y yo tenía que ver como llegar al aeropuerto. Sabía que tenía esos colectivos que por 20 yuanes tardan 40 minutos, pero pensé que podía haber más tráfico y tampoco los veía por ningún lado. Un taxi me parecía una opción antieconómica y pensé que llegando nueve y veinte iba a estar bien.

Entonces me metí en el subte, cuya terminal del otro lado era el Aeropuerto Internacional de Baoan.

Felicito a los chinos por hacer un subte con 45 estaciones en una hora y media y una distancia de más de 30 km. Sin embargo, no fue suficiente para superar el quisquilloso Check-in (una hora y cuarto antes del vuelo cerró el checkin para un viaje doméstico. Y pensar que había hecho un checkin 5 minutos antes de partir a la mañana de ese mismo día!).

Al margen de eso, yo ahí me pasé de ganso. La opción segura, pese a todo, era el taxi. Y yo confié demasiado en la omnipresencia subterránea china. Cuando vi la cantidad de estaciones que eran, podría haber tenido un acto de valentía y bajarme a mitad de recorrido buscando el milagro. El tema es que tampoco sabía muy bien donde bajar! Al tratarse de una ciudad absolutamente desconocida y enorme no parecía haber algún lugar idóneo donde pudieras encontrar un taxi. Entonces seguí en el subte, rezando por lo mejor.

Llegué nueve y media, y había una combi que te llevaba gratis al aeropuerto. Tras una subida por una autopista que parecía sacada de Tron,  llegué 21:35, suficientemente tarde para que me dijeran que había perdido el vuelo.

Quise sacar otro pasaje de emergencia, pero no aceptaban tarjeta (no, ni siquiera en los aeropuertos). Para colmo de males, me dijeron que el aeropuerto cerraba a las 2 am, así que tampoco era una opción quedarme ahí a dormir a ver como resolvía esto.

Entonces, tipo 10 y media me fui preocupadísimo por lo que iba a hacer y ofuscadísimo por haberme tomado aquel subte en lugar de viajar en taxi. Agarré la combi de vuelta y en la estación de subte (que ya había cerrado) en medio de la nada también estaba la parada del 338. Me subí a ese colectivo, que no tenía la menor idea para donde iba, y escribí en el celular "hola, estoy solo, triste y perdido, me decis donde queda un hotel barato donde pueda pasar la noche?". La chofer (porque recordemos, en China la proporción de choferes es bastante pareja) me indicó al llegar a un suburbio cerca del aeropuerto que me bajara y probara suerte por ahí. Es muy probable que yo haya sido uno de los primeros turistas en años en ese barrio.  La cara de sorpresa del pibe del hotel cuando me vio no me la olvido más. Pagué por una noche y me fui a planear mi próximo movimiento. Pero el milagro estaba hecho. De pasar de estar en medio de la nada y perdido en la noche había llegado a un lugar donde podía pasar la noche

Al ser mi primer noche en un hotel, tenía acceso a objetos nuevos, a diferencia de un hostel. Principalmente, una TV. La encendí y para mi sorpresa había algo así como una novela de esas románticas donde eran todos militares, y algo que parecía ser un reality de caligrafía/deletreo. Parecía ser el season finale: estaban la Malena Pichot china, un hipster genérico chino y un niño genio, de esos menores de edad con camisa y sweater que son el orgullo de papá y mamá. Los jueces también eran tres: la Any Ventura china, alguien que parecía ser el Mediavilla chino, y un negro con rastas y una bandana (?). La cosa era así, les dictaban un ideograma y tenían que representarlo y escribirlo. Y terminó ganando el pibito. Era un reality porque mostraban como a lo largo del programa quienes fueron eliminados (primero Malena y después el hipster finalista, coronando a nuestro joven gurrumín) fueron creciendo y desarrollando sus talentos en diferentes emisiones, lo cual da una idea de continuidad, y no de ser un programa de juegos aislados.

A lo largo de esa noche, lo pensé mejor y conseguí, nuevamente por Ctrip, un pasaje a Chengdu desde Shenzhen vía internet, el martes a la madrugada. Lo cual implicaba que iba a pasar un día más en Shenzhen. También pude cancelar el pasaje que no usé, así que recuperé una parte de esa plata y pude pagar con tarjeta, así no ponía en riesgo mi limitado capital yuánico. Ctrip corazón. También mandé un mail a mi hostel en Chengdu diciendo que iba a llegar un día más tarde de lo planeado. No me cobraron esa noche, en un gesto de buena onda.

Tenía dos opciones para el día siguiente: ir a los jardines botánicos de Shenzhen, de los más lindos de China según los que saben, o recorrer el museo de arte moderno del OCT y Window of the World, parque de diversiones epítome de la locura China: modelos a escala del Taj Mahal, la Acrópolis, el Coliseo, la torre Eiffel, etc por doquier.

Apenas puse un pie en la calle durante el día me convertí en la atracción del barrio. Dicen que hay muchos chinos que sólo conocen un extranjero en toda su vida. Imaginen la sorpresa de varios de ellos al ver un caucásico en su humilde Lugano 1 y 2. Todo el mundo mirando, pero con muchísimo respeto y sonrisas. Fotos, sonrisas y montones de "hello!" se repitieron durante el día.

Fui a pedir un chau fan a un restaurant chiquito y uno de los pibes que estaba ahí y se defendía con el inglés, preguntó como carajo había hecho para terminar ahí. Shenzhen, suburbio marginal al margen, es una de las SEZ (Special Economic Zone) y una de las que más creció a nivel mundo en los últimos años. Está previsto que sea la próxima megalópolis China, y pionera de la industria informática, que ya tiene varios angloparlantes nativos y extranjeros insertos en ella.

Gracias al google translator nuevamente pude arreglar con el muchacho del lobby para que me consiguiese un taxi para ir al aeropuerto. El vuelo a Chengdu salía a las 7:50 am. Me despertó a las 5:15. Y lo bien que hizo. Consiguió un taxi minivan para varios que ibamos desde el hotel y llegamos a las 6:20 al aeropuerto de Baoan.  Hice el Checkin in Hainan Islands Airlines (les comenté que casi todas las provincias chinas tienen su propia aerolínea?) y listo.

No conocí Chongqing, pero al menos aprendí algunas cosas de Shenzhen. Cuando de acá a 50 años ella y Shanghai dominen al mundo no digan que no les avisé (?)


Por cierto, el OCT estaba cerrado y Window of the World era mucho más barato a la tardecita que de día, pero cuando volví me sentí muy mal y me quedé en el hotel hasta que se hizo de noche.  Por eso casi no hay fotos de mi estadía en el Shenzhen. Como hay pocas fotos, las explico. Algunas son del barrio donde estaba, otras del OCT y de Window of the World, y las símil tetris son del piso del eclecticísimo aeropuerto de Baoan.

https://www.flickr.com/photos/alosconfinesdelmundo/

Spoiler: Próximamente estaremos hablando de Pandas. Mientras tanto, una muestra del delirio de Window of the World