jueves, 21 de agosto de 2014

Shanghai


A las 13 hs del 3 de marzo, estaba listo en el andén de la estación este de Beijing (Beijing Dong) para mi debut en esto del tren bala. El destino era la cuna de Yao Ming, Shanghai. La red ferroviaria de China es el orgullo de la nación, y con mucha razón. Sin pasos a nivel en todo el trayecto, a raíz de una planificación cuidadosa y una obra trillonaria, a las 18: 15 había recorrido los casi 1500 km que separan a Beijing de Shanghai, con unas cuantas paradas en el ínterin. La velocidad máxima de las formaciones es de 309 km/h. y casi ni sentís que estas yendo a semejante velocidad.

El desafío ahora era viajar solo, sin compañía de un guía o alguien a quien estarle encima. Por fortuna, Shanghai es la única ciudad en China donde la población maneja un poco de inglés (después de Hong Kong, claro está). Luego del tren, tocó el subte hacia Nanjing Road, una de las calles más emblemáticas de la ciudad. La Florida del oriente, por decirlo de algún modo. Tres cuadras después y una baranda a tofu fermentado insoportable separaron mi camino del hostel...que estaba en un sexto piso! En Shanghai, y en tantas otras ciudades, hay hoteles que solo ocupan un piso de un edificio. Entonces, en un edificio de 10 pisos, podías tener 10 hoteles y albergues diferentes.

Lo primero que hice después de desempacar fue ir al Bund. El Malecón de Shanghai. Mi amigo Pablo me había sugerido fuertemente que visitara el lugar, aunque el nunca había ido ahí. En una China donde la polución y smog son cosa de todos los días, se puede decir que tuve bastante suerte con la vista. La estrella de las luces es la torre de China, esa redonda que se ve a la izquierda de la foto. Mucha gente paseando por el lugar y muchas fotos en la respuesta oriental a nuestro Puerto Madero (?). Estuve unos minutos y me fui, porque al estar viajando solo no tenía mucho sentido quedarse ahí por otra cosa que no fuese la vista. Además, hacía frío y estaba apurado por reponer la campera que había perdido en Estambul. Después de todo, es China, donde iba a conseguir una campera más barata si no era ahí? Unos cientos de yuanes después, estaba dotado del abrigo que me iba a acompañar por el resto del viaje (y que iba a putear por no tener donde guardarlo cuando me tocó ir a Egipto)

     Vista desde el bund


A la mañana siguiente fui al barrio conocido como "The French Concession". En realidad quedaba poco de ese barrio, remodelado al 99% por edificios de diseño y topismo palermitano Algunas casas shikumen (los conventillos chinos) y la casa donde se hizo el primer mitín del Partido Comunista era todo lo que había quedado sin adulterar ahí.  Después paseé un rato por el centro, hacia la plaza del pueblo (Renmin es pueblo, y así como nosotros bautizamos todo como Néstor Kirchner  Presidente Perón, en China casi todas las cosas tienen el prefijo Renmin: estaciones, plazas, calles, negocios...). No había nada particularmente wow, ahí, pero que se yo, fue una linda caminata. 

 Shikumen.



Y en la noche, durante la cena, conocí a Tom Harvey (Tang Po, en pinyin). Yo me había metido en un local de sopas, dispuesto a comer algo. Como no manejaba ni una palabra de chino en ese entonces, se hizo todo medio cuesta arriba. Pedí una sopa que venía con una salsa de carne (en realidad señalé la sopa de un tipo que estaba comiendo y así fue como recibí la mía). Volqué el contenido de la salsa de carne en la sopa y ahí un tipo que estaba viendo la escena se rió, se sentó en mi mesa, pidió lo mismo que yo y sin explicármelo directamente, me enseñó que la carne se metía en la sopa pieza por pieza, no entera. Y no sería la única vez: restaurant donde fuerse en China , restaurant donde iba a despertar todas las miradas de los comensales.

Tenía una impronta muy particular. No recuerdo mucho su cara, pero lo recuerdo como un tipo que rondaba los sesenta. Su voz era muy parecida a la de Morgan Freeman, pero en chino. Me contó que tenía una empresa de soluciones informáticas, llamada Wayntech, que había sido comprada por unos americanos. La cena fue bastante agradable, aunque el tipo me hizo un montón de preguntas: me preguntó sobre mi estado civil, si ya me había casado o si tenía hijos, sobre mi carrera, sobre que hacía en Shanghai, cuanto me iba a quedar, me preguntó acerca del desarrollo de las IT en Argentina y América Latina. En ese momento suena su celular y veo que el tipo saca un Nokia 1100 del bolsillo! Un gerente de sistemas con semejante celular! Creo que eso me desconcertó bastante.

Al final de la cena me dio su tarjeta y me pidió mi mail. Yo aún seguía un poco abrumado ante el hecho de viajar solo, y creo que me paranoiquée un poco. Shanghai es una ciudad donde se trata de estafar al turista ofreciendo servicios engañosos a precios exhorbitantes: Nanjing Road está llena de las llamadas "tourist traps" en que ofrecen los servicios de chicas que hacen "masajes", similares a los de la calle Florida, nuevamente.

Creo que por eso fue que opté por darle una dirección de mail vieja. Sospecho que el Nokia me hizo desconfiar un poco también. Si bien no lo sabía entonces, aprendí que en China sólo existen tres celulares: los iPhones, los Xiaomi (los smartphones económicos que son un avión) y los Nokia 1100. Cuando volví al hostel, busqué Wayntech en google. No hubo coincidencias. 


Como no tenía mucho interés en Shanghai (si bien es cierto que si es la única ciudad en China que se va a visitar uno adquiere un interés particular en sus lugares turísticos) me levanté muy temprano para ir a Huangshan, una de las montañas sagradas de China, y uno de los tres sitios de China que quería ver a como diera lugar (junto a la Muralla y la parte Tibetana).


El resto de las fotos próximamente en deflorestaachina.tumblr.com



Bonus:  
a)  En los subtes y en todos lados, Yao Ming decía presente.
b)  Nanjing Road, de noche.
                                       

miércoles, 13 de agosto de 2014

Beijing parte 2

Después del tibio recorrido por la Ciudad Prohibida (que a pesar de sus limitaciones sigue siendo un lugar impresionante) David insistió en que fuésemos al Palacio de Verano. A mi no me enloquecía mucho la idea, pero sirvió para dimensionar lo grande que es Beijing: en mi mapa el punto central es precisamente, el combo Tiananmen/Ciudad Prohibida, y al noroeste veías el Palacio.


Lo que en Buenos Aires imaginás a escala como una distancia Microcentro/Palermo en Beijing se acerca más bien a un Microcentro/Quilmes. Y eso que con un subte llegás eh. La línea 4 a lo largo de sus veintipico de estaciones nos llevó después de una hora y monedas de viaje al palacio. Sobre el edificio en sí, no es la gran cosa. Alguna que otra cosa copada en la pared. Pero la verdadera joya del sitio es el lago. Si hay una cosa linda que ví en China, en reiteradas ocasiones, fueron los lagos. El del Palacio de Verano sería la punta del iceberg. Recorriendo el lago charlamos de un montón de cosas con David. Creo que ahí nos amigamos de posta.





 El lago


A la mañana siguiente nuevamente nos tomamos la linea 4 para ir a la Villa Olímpica (después de todo en 2008 se hicieron los JJOO ahí!)
Sus dos puntos fuertes son el Bird´s Nest Stadium, viejo conocido de los Pro Evolution Soccer, y el célebre Cubo de Agua del que el vendehumo de  gordo Bonadeo se la pasó hablando maravillas. La cancha de fútbol, víctima de un diseño hipermoderno y espectacular, tenía unos muñecos que habían quedado de los juegos de invierno nacionales, que se habían disputado en la capital hacía un mes atrás. Estuvo bueno conocer el estadio. No así el cubo de agua, que al margen de su atractivo diseño exterior , no era otra cosa más que un natatorio cool. Tenía una especie de juegos para chicos con medusas y cosas de mar, lo cual parecía lindo, pero no justificaba la visita.



En orden: estadio Bird´s Nest y el Cubo de Agua.

Luego, nos pusimos hipsters y fuimos al distrito 798, llamado así por la calle que lleva ese número. Una especie de Bauhauseada oriental que mezcla negocios de arte, galerías, estatuas, arquitectura y café a precios desorbitantes: el eclecticismo queda marcado en las imágenes. Por un lado, la estatua del chollima, el mítico caballo alado del oriente, símil pegaso. Por el otro, el edificio de Audi Beijing, de claras intenciones arquitectonicas.


El último ítem del día nos llevaba a la estación sur de trenes, Beijing Nan (Nan es sur, y pocas cosas son tan útiles en China como saber los puntos geográficos, para ubicar estaciones, terminales, y calles. Cada ciudad tiene entre 3 y 5 estaciones de tren según el punto geográfico al que se dirijan las formaciones). Al día siguiente yo tenía que estar en Shanghai (según el itinerario que había planeado) y David iba a pasar sus últimos días libres en Tianjin, visitando una especie de colonia italiana, la mayor de asia según sus palabras. A la hora de sacar los boletos, algunos comentarios:
a) me di cuenta que sin David no hubiese podido sacar el boleto. No entienden una palabra de inglés tampoco los empleados ferroviarios

b) las estaciones de tren merecen un post aparte, si no viajás en tren ahí es como si no hubieses ido en primer lugar.
c) En trenes que ofrecen la opción de dormir, hay tres tipos de asientos: Litera blanda (una suite privada), litera dura (un camarote en una pequeño compartimiento con seis lugares) y asiento duro (vieja escuela).
 David sacó el asiento más barato (asiento duro) en lugar de una litera, que por lo general estan en precios bastante accesibles, lo cual me sorprendió, pero me dijo que era para ahorrar plata y que además era una experiencia divertida.
En cambio, los trenes que no ofrecen esa opción son generalmente los de alta velocidad, con boleto a precio único. En virtud de que el único tren que iba a Shanghai era de este estilo no me quedó otra que sacar un asiento en un tren bala. Un garrón (?)



Estación sur de Beijing. Tren que el destino me haría tomar al día siguiente, destino a Shanghai.
A la noche probamos el hot pot en un restaurante local. La pase mal. Realmente mal.

Por último, nos quedó la última mañana antes de separarnos con David. Fuimos bien temprano al Templo del Cielo, Tian Tan. El templo es hermoso, y las estructuras circundantes son chinescamente encantadores. En ese momento vimos el reloj y nos tuvimos que separar: el tren a Tianjin salía un par de horas antes que el mío. Nos dimos un abrazo grande, como correspondía, y nos deseamos suerte. Pero lo que realmente me maravilló fue ver el parquea su alrededor: los adultos mayores (los queridos viejos) son reyes ahí: tenían clases de baile, orquesta propia, otros jugaban a una especie de fulbito con bochas de badminton y veías a señoras de 60 años tirando piruetas a lo Ibrahimovic, practicantes de Tai Chi, todo ante los ojos de los cipreses y el viento. Uno de mis lugares favoritos sin duda.

Y de ahí? A la estación central (los boletos los podés sacar en una terminal diferente a la de tu tren). Era hora de ir hacia el este.








Templo del Cielo y Señores yendose de jarana en plaza Tiantan a la mañana.



Popurrí: estatuas de buda en el palacio de verano, juegos para niños en el cubo de agua, David, me tengo que hacer un instagram urgente porque es una paja subir las fotos una por una y acomodarlas.