miércoles, 13 de agosto de 2014

Beijing parte 2

Después del tibio recorrido por la Ciudad Prohibida (que a pesar de sus limitaciones sigue siendo un lugar impresionante) David insistió en que fuésemos al Palacio de Verano. A mi no me enloquecía mucho la idea, pero sirvió para dimensionar lo grande que es Beijing: en mi mapa el punto central es precisamente, el combo Tiananmen/Ciudad Prohibida, y al noroeste veías el Palacio.


Lo que en Buenos Aires imaginás a escala como una distancia Microcentro/Palermo en Beijing se acerca más bien a un Microcentro/Quilmes. Y eso que con un subte llegás eh. La línea 4 a lo largo de sus veintipico de estaciones nos llevó después de una hora y monedas de viaje al palacio. Sobre el edificio en sí, no es la gran cosa. Alguna que otra cosa copada en la pared. Pero la verdadera joya del sitio es el lago. Si hay una cosa linda que ví en China, en reiteradas ocasiones, fueron los lagos. El del Palacio de Verano sería la punta del iceberg. Recorriendo el lago charlamos de un montón de cosas con David. Creo que ahí nos amigamos de posta.





 El lago


A la mañana siguiente nuevamente nos tomamos la linea 4 para ir a la Villa Olímpica (después de todo en 2008 se hicieron los JJOO ahí!)
Sus dos puntos fuertes son el Bird´s Nest Stadium, viejo conocido de los Pro Evolution Soccer, y el célebre Cubo de Agua del que el vendehumo de  gordo Bonadeo se la pasó hablando maravillas. La cancha de fútbol, víctima de un diseño hipermoderno y espectacular, tenía unos muñecos que habían quedado de los juegos de invierno nacionales, que se habían disputado en la capital hacía un mes atrás. Estuvo bueno conocer el estadio. No así el cubo de agua, que al margen de su atractivo diseño exterior , no era otra cosa más que un natatorio cool. Tenía una especie de juegos para chicos con medusas y cosas de mar, lo cual parecía lindo, pero no justificaba la visita.



En orden: estadio Bird´s Nest y el Cubo de Agua.

Luego, nos pusimos hipsters y fuimos al distrito 798, llamado así por la calle que lleva ese número. Una especie de Bauhauseada oriental que mezcla negocios de arte, galerías, estatuas, arquitectura y café a precios desorbitantes: el eclecticismo queda marcado en las imágenes. Por un lado, la estatua del chollima, el mítico caballo alado del oriente, símil pegaso. Por el otro, el edificio de Audi Beijing, de claras intenciones arquitectonicas.


El último ítem del día nos llevaba a la estación sur de trenes, Beijing Nan (Nan es sur, y pocas cosas son tan útiles en China como saber los puntos geográficos, para ubicar estaciones, terminales, y calles. Cada ciudad tiene entre 3 y 5 estaciones de tren según el punto geográfico al que se dirijan las formaciones). Al día siguiente yo tenía que estar en Shanghai (según el itinerario que había planeado) y David iba a pasar sus últimos días libres en Tianjin, visitando una especie de colonia italiana, la mayor de asia según sus palabras. A la hora de sacar los boletos, algunos comentarios:
a) me di cuenta que sin David no hubiese podido sacar el boleto. No entienden una palabra de inglés tampoco los empleados ferroviarios

b) las estaciones de tren merecen un post aparte, si no viajás en tren ahí es como si no hubieses ido en primer lugar.
c) En trenes que ofrecen la opción de dormir, hay tres tipos de asientos: Litera blanda (una suite privada), litera dura (un camarote en una pequeño compartimiento con seis lugares) y asiento duro (vieja escuela).
 David sacó el asiento más barato (asiento duro) en lugar de una litera, que por lo general estan en precios bastante accesibles, lo cual me sorprendió, pero me dijo que era para ahorrar plata y que además era una experiencia divertida.
En cambio, los trenes que no ofrecen esa opción son generalmente los de alta velocidad, con boleto a precio único. En virtud de que el único tren que iba a Shanghai era de este estilo no me quedó otra que sacar un asiento en un tren bala. Un garrón (?)



Estación sur de Beijing. Tren que el destino me haría tomar al día siguiente, destino a Shanghai.
A la noche probamos el hot pot en un restaurante local. La pase mal. Realmente mal.

Por último, nos quedó la última mañana antes de separarnos con David. Fuimos bien temprano al Templo del Cielo, Tian Tan. El templo es hermoso, y las estructuras circundantes son chinescamente encantadores. En ese momento vimos el reloj y nos tuvimos que separar: el tren a Tianjin salía un par de horas antes que el mío. Nos dimos un abrazo grande, como correspondía, y nos deseamos suerte. Pero lo que realmente me maravilló fue ver el parquea su alrededor: los adultos mayores (los queridos viejos) son reyes ahí: tenían clases de baile, orquesta propia, otros jugaban a una especie de fulbito con bochas de badminton y veías a señoras de 60 años tirando piruetas a lo Ibrahimovic, practicantes de Tai Chi, todo ante los ojos de los cipreses y el viento. Uno de mis lugares favoritos sin duda.

Y de ahí? A la estación central (los boletos los podés sacar en una terminal diferente a la de tu tren). Era hora de ir hacia el este.








Templo del Cielo y Señores yendose de jarana en plaza Tiantan a la mañana.



Popurrí: estatuas de buda en el palacio de verano, juegos para niños en el cubo de agua, David, me tengo que hacer un instagram urgente porque es una paja subir las fotos una por una y acomodarlas.





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