viernes, 23 de enero de 2015

El lugar de los Candados. Y las pilas. Y los encendedores.

Antes de volver a China decidí darme una vuelta por Macao. A la noche tenía un vuelo que salía a las 10 pm desde Shenzhen (la ciudad de frontera con Hong Kong) hacia Chongqing (pronúnciese chong-ching), así que cruzar la frontera vía HK a pie, tal como había hecho a la ida, era a priori lo más sencillo. Si bien hay otras maneras de hacerlo: puede hacerse desde Macao mismo directamente a Shenzhen, pero hubiese implicado llevar todo el equipaje conmigo. Parece que no, pero efectivamente termina cansando el llevar un montón de cosas todo el tiempo.

A las 8 de la mañana entonces, estaba subido a la lancha que une Hong Kong con Macao, a una hora de viaje al este de la isla. Vendría a ser un equivalente de Buenos Aires - Colonia, en perspectiva: forma de viajar, tipo y dirección del barco, carácter lusitano del destino, destino para pasar el fin de semana, etc. Cabe destacar que hice cualquiera, salí tardísimo y recién 7:55 inicié el trámite de migraciones para irme a Macao. 7:59 ya estaba en el barco, y puntualmente a las 8 zarpó. Con lo justo, e incluso menos que lo justo, subí.

Una hora después, cruzando el Pearl River (Río de la Perla, si quieren seguir buscando referencias a Buenos Aires-Colonia), llegué a la isla de la bandera verde. Pasé por migraciones con la mínima idea de hablar un poco de portuñol, ya que el portugués era junto con el cantonés la lengua oficial de la Isla. Lo cual no hizo más que confundirme al ver que los oficiales respondían en inglés un "bom día". Sentí que mi portugués era malísimo, y golpeada mi autoestima salí de la terminal buscando un mapa (insisto, los mapas son sus amigos).

Así como China, Macao precisa una visa para entrar al país (diferente a la China, claro está). Pero se trata de una visa que se saca on arrival, así que por la módica suma de 100 patacas (moneda de Macao, y prima segunda de los patacones, casi al cambio 1 PTC= 1 HKD) tenía el visto bueno para entrar al país. Creo que si vas a Macao a tomar un vuelo podés estar tener una exención de 48 horas, por cierto.

A diferencia de Colonia del Sacramento, Macao es la versión asiática de Las Vegas. Exención impositiva, casinos al por mayor, y wifi para todos en el sistema wifigo. Acá lo conocemos como BA Wifi, pero en lugares como China y Hong Kong (donde el wifi gratis es tan raro como encontrarse quintillizos por la calle), era una novedad al menos digna de destacar.

Macao tiene 4 grandes divisiones : La península de Macao, y cruzando un puente están Taipa, Coloane, y Cotai. Taipa es una zona residencial estilo portugués, más alejada del eclecticismo de la isla central. Sobre Cotai honestamente no tengo mucha idea, sólo se que el casino más grande del mundo, The Venetian, se encuentra ahí. Coloane, más al sur, tiene los espacios verdes y las playas.

En Macao necesitás un permiso del gobierno para pasar la noche, y encima no hay hostels, así que per se no es fácil para los backpackers estar más de un día en Macao. Ergo, generalmente, la mayoría no abandona la península ante los límites del tiempo.

Cuando llegue, pensé que iba a tener que caminar mucho yendo de una punta de la isla a la otra, así que me tomé un bondi y el tipo al ver que no tenía cambio (solo tenía un billete de 100 patacas para pasar el día) me dejó pasar como si nada. En diez minutos ya estaba en la otra punta de la isla, lejos de los casinos y más cerca de la parte colonial.

Ciertamente Macao es un lugar idílico para pasar los últimos años de tu vida, pero no antes. Cuando una de las principales avenidas de un lugar se llama "avenida da amizade" medio que estás advertido de que se trata de un lugar donde la vida se vive de otra forma. Muy poca presencia de la "street food", y una población en promedio envejecida recorría las calles de la isla. El casco histórico está trazado por las veredas, cuyos adoquines muestran referencias naúticas: si estabas parado sobre un ancla, un sol, un camarón o un pez, estabas en camino a los lugares relevantes de Macao.

A saber: la plaza del Senado, las ruinas de la catedral de Sao Paulo, el templo de A-Má (lo que se dice un guiño evidente a los 80 (?))  , la casa del Mandarin, entre otras.  Todo ese ensamble de cosas por sí solo no significa mucho o va a resultar impresionante. Creo que es todo el enclave de pequeñas atracciones el que hace que sea agradable el paseo. Vale la pena hablar del ritmo tranquilo, de las casas que alternan rosa amarillo y verde, de que los nombres das ruas están en portugués.

Como Hong Kong, también Macao destila eclecticismo, pero en vez de hacerlo con estridencia, lo hace con calma.  La estatua de Guan Yin frente al río, en una pose símil Virgen María, es un guiño a esto. Calles amplias con edificios gigantes con bajísima densidad poblacional y casitas coloniales a lo lejos. Era como si Atlantic City hubiese hecho un trío con Lisboa y Cantón.

Macao fue interesante, aunque no haya podido ver mucho. Tampoco estoy seguro si había mucho más para ver desde la perspectiva o la cultura portuguesa (Taipa o Coloane, quizás). El problema es que la radicalidad de cualquiera de esas tres cabezas (la americana, la portuguesa y la china) se pierde y queda un híbrido que no se sabe muy bien de que esta hecho en realidad. Es como cuando se derriten los helados de diferente sabor y se mezcla: el gusto resultante es una consecuencia no deseada de esa mezcla.

Pero bueno, era hora de irme de Macao para volver a Hong Kong porque tenía un vuelo que tomar en China a fin de acercarme al Tibet.




















La bandera...nacional? Al día de hoy el status es confuso en ambas SAR (Special Administrative Region). Que en plural debería ser SARS (?)  Irónicamente hablamos del lugar donde nació nuestra querida y nunca bien ponderada neumonía atípica. Cosas de la vida.


las fotos? donde siempre: https://www.flickr.com/photos/alosconfinesdelmundo

No hay comentarios:

Publicar un comentario