domingo, 29 de septiembre de 2013

Experiencia

Nos gusta narrar
lo que vivimos
Por eso no sé escribir sobre cocaína
sobre mis hijos o mis sobrinos
mis viajes en el espacio
o las barbies que nunca tuve.
Sí sobre cenas quemadas
los parientes vestidos de papá noel
lo que me costó aprender a nadar
y a andar en bicicleta

los libros leídos a medianoche
los goles que me hicieron
las veces que me vestí mal
los gestos lindos que hice
los que tengo ganas de hacer
las sonrisas que saqué
tras hacer esos gestos lindos
los dientes que me rompí
las banderas de los países
los fichines que di vuelta
la gente con cara de tomate
las veces que quebré
y me recuperé al día siguiente.

(Párrafo aparte para mi papá, que en una navidad cuando yo era muy chiquito y cenamos afuera se olvidó la llave de casa. Ergo se subió a una cornisa en el tercer piso desde el departamento de mi vecina para llegar a nuestra ventana, abrir la puerta a las 3 de la mañana y ver que los regalos estaban en el árbol cuando entré. Después de eso era imposible convencerme que Papá Noel no existía)

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