jueves, 9 de enero de 2014

Viajes, Fracasos y Cambios.

A mi me daba verguenza antes decir que yo estaba mal, o triste. Escribirlo era inconcebible incluso. Lo pensaba como un acto inmaduro, desesperado y adolescente. Hoy lo hago porque me chupa un huevo lo que pienso al respecto. Y este post es vómito. Vomitar no me hace peor persona, aunque este mal visto.  Soy muy cuidadoso y temeroso con lo que escribo por miedo a que sea incorrecto. Por eso me la paso borrando tweets, posts y demás. La oralidad no te da ese privilegio.

Vengo de un 2013 muy adolescente. Mi capacidad de decir lo incorrecto en el momento erróneo saltó muchas más veces de lo que me hubiese gustado, se mezcló con una faceta egoísta que nunca se había manifestado así y lo combiné con un estado de tristeza general, enrosques rebuscados y deducciones carentes de sentido. El resultado fue grotesco. Mi peor versión en años.

En julio me fui sólo unos días a Uruguay y la pasé muy mal.

En octubre estaba triste y además sin hacer mucho porque tenía un dedo dislocado. En ese momento decidí que con la plata que tenía ahorrada iba a irme de viaje a China y me llenó de energía y de ganas. La gente a la que le iba comentando eso se ponía muy contenta por mi decisión. Salvo mi vieja, que casi le agarra un ataque, pero luego se calmó. Nunca había estado tan emocionado por algo que yo fuese a hacer. El envión me animó a hacer otras cosas (como leer lo que escribí en vivo por primera vez), y me levantó el ánimo.  Ví un montón de lugares para ir, formas creativas de llegar a destinos, otros recorridos, etc. Pero en general, sentía que había dado vuelta la página y que las cosas buenas iban a llegar.

En diciembre me fracturé otro dedo. Y me puse complaciente con todo primero, se me calmaron los humos del viaje. Y luego la embarré, porque no entendí que en realidad el problema estaba en la estructura. Eso era lo que yo tenía que cambiar y no hice. Con el plan de viaje vi espejitos de colores y supuse que el viaje en sí era lo que me iba a dar las respuestas que buscaba para aclararme la cabeza y ser mejor persona. No sentía que tenía que cambiar algo, sino que todo iba a llegar y que hacía las cosas bien.

Pero es el hombre el que hace grande al camino, no el camino el que hace grande al hombre. Eso me quedo claro con unos cachetazos que me despabilaron. Me entristece, pero los aprecio. No por una cuestión de masoquismo, sino por que no puedo pretender que me corran la pared para que yo no me la choque. Nadie quiere formar parte del egoísmo. El 2013 me dio muchas oportundiades para entender eso, pero yo quise seguir haciendo las cosas a mi manera. Así me fue.

Y ahí apareció de nuevo el viaje para darme otro envión, esta vez más serio y más consciente. Todavía aspiro a aprender algo de el, pero el por sí sólo no me lo va a dar. Es cuestión de ir a buscar, no de lamentarse, no de autodestruirse. Ir a las zonas del Tibet en invierno a tomar frío, vomitar por la altura, pasarla mal y pensar que eso me va a enseñar algo es autodestruirse. Quizás esa hubiese sido mi intención hace tres meses, siendo consciente que yo era re capaz de eso. Eso hice en Uruguay. Y esa fue mi intención los primeros días de enero, cuando la embarré.

Pero eso no es viajar. Y no quiero ir a hacer eso.

Hoy tengo dos excels sobre planes diferentes de mi viaje, divididos en día, donde paso el día, donde paso la noche, el costo de algún viaje, el costo del hostel u hotel, la comida , y algunas notas sobre que hacer en cada lugar.  Difícilmente el viaje quede como está planeado, pero no importa. Lo que importa es viajar, y sonreír. Las cosas buenas quizás no lleguen nunca. Habrá que sacarse la paja e ir a buscarlas entonces.

También escribí un montón de poemas imaginando los lugares aún antes de estar ahí. Está bien eso?

Y hacer lo que hacía el Dr. Tarrasch, gran maestro de ajedrez: para no hacer jugadas apresuradas o impulsivas, todo el tiempo tenía sus manos bajo sus muslos. Ese era su truco.

No es tarde para crecer. También es un poco adolescente eso, creo. Escribir sobre crecer o lo que sea. Mientras tanto, los rayos siguen chisporroteando a través de la ventana. En Villa Gesell uno hizo desastres hoy. Una tragedia.


(edit: acabo de ver este post y la sensación que me genera. evidentemente todavía no aprendí nada. y está bien, creo. cuando lea este post otra vez y cambie mi sensación ahí me voy a dar cuenta que algo se modificó)

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