lunes, 28 de diciembre de 2015

La París de África, parte II: Walk like an Egyptian.

Siete de la mañana en el Cairo y ya me encuentro despierto y dándome un par de cachetadas en la cara para estar lúcido. Había que tachar un último gran destino en todo este viaje y se trataba de nada más y nada menos que las pirámides de Giza. Pero así como la muralla China tiene diferentes puntos de acceso (y por ende, diferentes panoramas), las tres clásicas estructuras de Keops, Kefrén y Miserino también presentan compañía: algunos kilómetros más al sur se encuentan las pirámides de Saqqara y luego las de Dahshur.


Cuando uno piensa en las pirámides de Giza probablemente se imagine un lugar remoto donde haya kilómetros y kilómetros de arena alrededor. Esto es parcialmente cierto. Giza antes era un distrito independiente, a pocos kilómetros al oeste del Cairo. Por esas cosas de la geografía y de los procesos de aglomeración de ciudades, ahora se trata de la misma área metropolitana, donde ambas ciudades coexisten a tal punto que básicamente Giza hoy es un barrio más del Cairo. Entonces, las pirámides marcan el hito donde la ciudad deja de existir, abriendo paso al desierto hacia el oeste de las mismas.
Si bien es posible ir a las pirámides de Giza vía subte o bondi (sí, leyeron bien, dije que podés ir a las pirámides en Subte, chupala Mauricio (?)) aunque la estación queda a un par de kilómetros del sitio arqueológico, lo cierto es que no hay forma directa de llegar a Saqqara y Dahshur por la vía del transporte público, por lo que si querés ver estas dos pirámides vas a tener que ir en taxi o el equivalente al remís Egipcio.




La contracara del camino a las pirámides
Como tampoco andaba sintiéndome muy valiente como para arriesgarme a perderme en el Cairo en mi segundo día (y los que me conocen saben que detesto no dónde estoy parado) no me quedó más remedio que pegarle un llamado a Matrix para hacer la ruta. 

Como fuimos “de abajo hacia arriba”, arrancamos por Dahshur. El sitio queda a unos 30 km al sur del Cairo, y en el camino podés atestiguar la mezcla de imponente y decadente de Egipto: palmerales hermosos y verdes mezclados con el desierto se entrecruzan con las viviendas precarias y pobreza más absoluta en las viviendas precarias de África. Es algo que la verdad vale la pena verlo para entenderlo un poco mejor, sobre todo para ver cómo es la vida en las afueras del Cairo (y también más adelante veremos cómo es la vida por dentro en algunos lugares).

Es un garrón es que los tres sitios piramidales te cobran entrada por separado. No tenés un day pass o algo por el estilo. Dahshur presenta dos pirámides: La pirámide roja y la pirámide acodada. La Pirámide Roja se destaca, además de por su color sensiblemente más rojizo que el resto de los triángulos 3-D (?), por ser la primera de las grandes estructuras que hoy conocemos como pirámides. En tanto la Pirámide Acodada vendría a ser un cover Egipcio de la torre inclinada de Pisa. Las imperfecciones, por otra parte, le transfieren un singular encanto.  A la pirámide roja de Dashsur también podés entrar y verla por dentro. Lo hice porque sé que casi todas son iguales por dentro entonces me pareció mejor hacerlo en la más aislada. Por dentro la verdad no hay nada demasiado espectacular. Tanto para entrar como para salir tenés que hacerlo casi en cuclillas, y no hay mucho más que un espacio hueco. Y la verdad más que para decir “estuve dentro de una pirámide” no vale mucho la pena la experiencia. En resumen, huelen feo y seguro algún que otro borracho las meó durante los últimos 2000 años (?)

Siguiente parada: Saqqara, la antigua necrópolis de Memfis, otrora capital egipcia. El sitio tiene algunos lugares para destacar: el primero de ellos es la pirámide escalonada de Djoser, que en forma se asemeja más a las pirámides de Chichén Itzá que a las de Giza. Asimismo también tenés un par de pirámides menores que son indistinguibles de un par de montículos sobre la arena: parecen más accidentes orogénicos que construcciones humanas. Sin embargo, una de ellas es la pirámide de Unas y vale la pena entrar ahí porque adentro  hay algunas inscripciones y eso siempre es bienvenído porque al ver jeroglíficos en una pirámide, aunque parezca un arenero, te sentís medio Indiana Jones. Junto con esta micropirámide, la otra joya de la necrópolis de Saqqara es el Templo de Djoser. El templo, si bien hoy quedan ruinas, está bastante zarpado. Te da esa sensación de estar en esos lugares grandes donde más o menos sentís que se inventó la historia. Adentro además están las tumbas. En teoría no se puede entrar, pero lo cierto es que a nadie le importa si lo hacés. A tal punto que en cada uno de los complejos arqueológicos tenés personas esperando a los visitantes para mostrarle las instalaciones por dentro y llevarse una moneda, haciendo de guías turísticos “de facto”.  Si bien no hay ninguna momia por dentro de las tumbas, lo cierto es que está lleno de inscripciones y ser el templo un lugar iluminado por el sol hace que los registros visuales se vuelvan más espectaculares.



El templo de Djoser

Ahora sí, el plato principal: Giza. Como bien les dije, poco antes de llegar a las tres pirámides hay ciudad, pero tampoco es que una vez que entras al sitio todo es color de rosa, o color de arena, en este caso. Hay distancias de un kilómetro más o menos entre cada sitio. Además, con la desesperación por turistas que tiene el lugar, prepárense para ser bombardeados y que les quieran vender hasta un pariente. Por un lado, es fantástico tener una maravilla del mundo prácticamente para uno solo porque a nadie se le ocurre ir a Egipto en este momento político del país. Por otra parte, es imposible que te dejen de acosar hasta que te vean arriba de un camello u otro animal de carga. Por suerte los precios, como todo en Egipto,  son negociables. Bajar los precios pacientemente hasta que llega el punto donde te piden menos de la mitad de lo que te pedían al principio es una práctica en la que fui volviéndome más ducho tras  estar viajando por cuatro lugares donde el regateo era moneda corriente (Israel, Turquía, China y Egipto). Conseguimos camello nomás y arrancamos por la pirámide de Kefren, que si bien no tiene la mística de Keops (“la gran pirámide de Giza”) es la que mejor se conserva -pese a sus refacciones- y la que permite mejores ángulos para sacar fotos . Además, como bonus, es la que te permite sacar mejores panorámicas de Giza y el Cairo: resulta que desde el desierto tenés una vista inmejorable a la ciudad, sin obstáculos.

Micerino es la más chica de las tres (en rigor de la verdad son seis, hay tres pirámides pequeñas detrás de Micerino), pero también tiene lo suyo. Keops es la más antigua y solía ser la más grande, pero la erosión y los arreglos en la pirámide de Kefren, sumado al hecho de que esta fue construida "on higher ground", le dan la ventaja a la segunda pirámide. Además, la cúpula de Keops tuvo que ser reconstruida.
Por cierto, antes podías trepar a las pirámides, pero se daban muchas situaciones del estilo

-"cómo murió?"
-"se cayó desde una pirámide"

así que se prohibió la práctica por exceso de pelotudez.

Stairway to Kefren (?)
Bueno, técnicamente esta es Keops, pero dejenla pasar por favor


Cerca de la fosa de Keops  tiene lugar el museo de la Barca Solar. Nombre fantástico para el sitio donde está la barca funeraria del otrora faraón. Supuestamente es a través de este barco en donde Keops hizo “su viaje al sol. Tanto Keops como Miserino permiten la entrada hacia adentro de las mismas. El problema es que la entrada, tanto para el interior de las pirámides como para el Barco Solar es cara y es por separado. Además, cerca del museo está otro infaltable de Egipto: La esfinge. El tiempo le hizo una rinoplastia a la estatua legendaria, pero una foto al monstruo con las pirámides de fondo es algo imponente. Nuevamente, prepárense para ser acosados por los guías de facto que quieran llevarse una moneda.

Llegué a las 8 de la mañana a Dahshur. Ahora eran casi las 4 de la tarde cuando finalmente estaba volviendo al centro, hecho pelota. Si sólo les interesa hacer Giza es posible hacerlo en dos o tres horas. Pero el templo de Djoser en Saqqara vale la pena el desvío.

A la noche me fui a tomar un par de birras con Memo. En Egipto, pese a la Sharía, no comen vidrio y venden cerveza en algunos lugares. Lo que sí, la venden barata. Bah, la venden al mismo precio que venden un shawarma, que en realidad no es nada. Un shawarma y una cerveza valen 10 libras Egipcias. Menos de 20 pesos. Le pregunté a Memo de donde era, me dijo que de Foggia, pero como quien dice “Villa Pirulo”, teniendo que explicar con cierta resignación en qué región se ubicaba, que ciudades tenía cerca, etc…  Acá es donde años de jugar al Pc Calcio y mi conocimiento sobre clubes de fútbol salió a lucirse. “Pino Zaccheria” fueron las palabras que pronuncié que inmediatamente cambiaron su expresión. La cancha del Foggia fue la contraseña para que Memo saliese de su centralidad impermeable y exhibiera un costado mucho más pasional, sorprendido por la referencia y encantado por saber que en otro continente alguien recordaba a aquel equipo que hoy milita en la tercera división tana. Charlamos un rato del Foggia que en los 90 figuró en la Serie A, me contó algunas historias de cuando fue infiltrado a la cancha del Napoli y le dijeron cosas como "eh, que hace tano puto? te vas a ir en bolsita de acá eh", etc. Cosas de fútbol y de hinchas.  

Memo también me comentó que iba a volverse en los próximos días porque estaba cansado de Egipto. Mañana tenía su última tarea fotográfica en Ardelewa (hoy Mohandessin), cerca de Giza, en un lugar donde básicamente la Villa 1-11-14 era un resort de lujo en comparación. También me puso un poco al tanto de la realidad política Egipcia. Él decía que Morsi, el único presidente no militar y democrático  de la historia de Egipto estaba en cana muriéndose como un perro y como Mubarak pasaba sus días en una celda VIP. En los próximos días tenían que proclamarse los candidatos a las elecciones, y todo daba a entender que iba a ser una lista única encabezada por El-Sisi, el mismo general que depuso a Morsi en Julio de 2013 (Morsi asumió en Junio de 2012). El chiste es así: son los partidarios quienes salen a la calle pidiendo por el candidato y este es quien dice “yo no quería, pero si ustedes lo piden, yo me debo a mi público...”

El post quedó largo. Tan largo que voy a hacer otro para contarles lo que me faltó: les debo (e imagino que será el último sobre el Cairo)  el raconto de La Ciudad de los Muertos, La Ciudadela de Saladino y sus addons (?), El Cairo Copto, y un par de comentarios sobre el Parque Al-Azhar y el bazar de Khan el Khalili.


Las fotos, como siempre: 

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