viernes, 18 de octubre de 2013

La ciudad.

Hoy quiero escribir pretencioso. 


Esperan el cambio de luces
los camiones en fila para seguir su ruta.
No pasan aviones por esta zona,
la luna se ve igual
que en el resto de las ciudades.
Acá nunca se cultivó el amor
pero nadie decide morir
pues tampoco es lugar para eso:
morirse es hacer ruido
y aquí siempre hay silencio.
De día todos desvanecen
si tan sólo los ladrones
recordaran su desaparición
les robarían más seguido.
Es fácil olvidar un sitio
que nunca pudiste imaginar.
Si los secretos mejor escondidos
son los que nos enorgullecen.
De noche nadie percibe
los árboles que acompañan a las calles
y la poesía existe en el habla
pero nadie la distingue como tal.
Los camiones siguen en fila.
El gris le sienta perfecto al camino
y no hace falta decir más por ahora. 

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